El sábado 11 de octubre, dentro de las actividades programadas por el Almería Western Film Festival, está previsto un homenaje a Giuliano Gemma con una charla-coloquio a cargo de Rafael de España (profesor asociado de la Universidad de Barcelona, autor de libros sobre el cine español, peplum y western mediterráneo) y de José Salcedo (productor de "Por techo, las estrellas" (Giulio Petroni, 1968). A continuación, se proyectará "Una pistola para Ringo". Todo esto en el poblado Mini-Hollywood, a partir de las 19.30 horas. ¡No se lo pierdan!
“Una pistola para
Ringo” (Duccio Tessari, 1965) es un western de tono desenfadado que pone de
manifiesto que se puede mantener el equilibrio drama- comedia sin caer en el desvarío
que más tarde nos traerían los setenta. Puro entretenimiento, el film es la
versión del héroe positivo, alegre y cuasi-festivo del peplum tessariano, ahora
residente en los parajes almerienses. Irradiando, además, un espíritu aventurero
burlancastiano, “Una pistola para
Ringo” se convierte en alternativa más que decente de la incipiente y exitosa
propuesta de Leone.
Asistimos con
esta película a la primera reunión de la troupe
Tessari (aunque alguno ya apareciera en “Los titanes”, caso de Giuliano y
Fernando Sancho, por ejemplo). Giuliano Gemma, Lorella De Luca (esposa de
Tessari en la vida real), Fernando Sancho, Nieves Navarro, Manuel Muñiz
“Pajarito”, George Martin, Antonio Casas y Nazzareno Zamperla (en ocasiones
sustituido algún miembro por otro como George Rigaud) coincidirán en otros
films del director. Hasta el mismo Tessari se une a su equipo actoral. En la
cinta que nos ocupa, como hombre de la banda de Fernando Sancho (repite además
en “El retorno de Ringo” y se le puede ver también en “Kiss Kiss Bang Bang”). Aquí
es el rebelde del grupo, el “metecizaña”. Una muestra más de la ironía que
caracterizaba al director.
Tessari haciendo de las suyas
Un grupo de
bandidos mexicanos roba un banco y en su huida, perseguidos por el sheriff (George
Martin) y sus hombres, se refugian en una hacienda tomando como rehenes a los
que viven allí. La hija del dueño (encarnado por Antonio Casas) es la prometida
del sheriff (Lorella De Luca), así que éste, desesperado, recurre a Ringo “Cara
de Ángel” (Giuliano Gemma), al que tiene preso en su oficina, para que vaya a
la finca haciéndose pasar por un fugitivo.
Fernando Sancho
Cortijo de El Romeral (San José, Almería)
Pozo de los Frailes (Almería)
Giuliano Gemma inaugura
su sobrenombre, con el que ya se le conocerá, Ringo Facciadangelo, Cara de Ángel. Ringo es un nombre con
una tradición importante en el western (fue uno de los primeros personajes
interpretados por John Wayne); por tanto Tessari homenajea al género y Giuliano
hace su particular tributo al Burt Lancaster de “Veracruz” (y de los mares). La
mezcla de ambos originará un nuevo arquetipo de pistolero que se caracteriza
principalmente por la precisión en el disparo, pero también por sus piruetas,
ya sean manuales o de cuerpo entero, y por su astucia o inteligencia (rasgos
definitorios también, en su mayoría, del protagonista de “Los titanes”, el
peplum que unió por vez primera a Tessari con Giuliano).
Burt Lancaster en "Veracruz"
Ringo se convertirá,
como los antecesores cowboys de los que bebe, en ídolo de los niños de su época.
A esto contribuye seguramente el hecho de que sea un héroe “blanco”, es decir,
sin maldad, pero pícaro, y autorizado para todos los públicos: bebe leche en vez
de whisky, juega al sambori o rayuela con los niños... Su complexión atlética
le ayuda. No hay más que fijarse en la escena de su llegada a la hacienda,
saltando del caballo, mítica. “Es cuestión de principios”, como “Lo debo
pensar” en “Arizona Colt” (y que luego el propio Tessari autoparodiará en “Kiss
Kiss Bang Bang”), será frase recurrente de nuestro Cara de Ángel, sobre todo para hacer enfadar al capo de los
bandidos. Esta estilización, este encumbramiento de tópicos, mitificación al
fin y al cabo, entronca a Tessari con Leone, su otrora compañero de libretos y
dirección.
Además de Ringo,
el personaje estereotipo que hay que celebrar es el de jefe mexicano. Inmenso en
su caracterización de bandido ora despiadado, ora cascarrabias, Fernando Sancho
forja un personaje realmente entrañable. Con esa risa sonora, su lenguaje (en
la versión italiana dice algunas palabras en castellano: “Quieto, hombre”,
“Adiós”, “¡Vamos!”, “Adelante”, “Buenos días”), su acento, ese bolsón donde
mete el dinero que roba al banco al principio del film y que lleva con él a
todas partes... En realidad, a veces raya la caricaturización, pero, cuando
sucede esto, Tessari resuelve la papeleta introduciendo escenas tensas y así
alcanza enseguida el equilibrio tonal. De este modo, se puede ver
indistintamente a Sancho lanzando graciosos improperios a Ringo (“Maldito hijo
de la matraca”) o matando cada día a un trabajador de la hacienda para
mandárselo al sheriff. Tessari no nos deja descansar. Nos hace ver con estos
tejemanejes que todo, en verdad, es una farsa.
Carlos Aguilar,
en su novela “Coproducción” (Ed. Valdemar, 1999), le rendirá homenaje,
palpándose su esencia en el personaje de capo de los gitanos (novela
recomendable para los amantes del spaghetti western, pues reconocerán muchos
guiños y personajes).
Otro personaje a
destacar sería el interpretado por el gran Antonio Casas. Un hombre educado,
exquisito, que con sus buenos modales ablanda el corazón de la forajida Dolores
(Nieves Navarro, guapísima aquí) y la “reconvierte”; la viste incluso de señora
para la celebración de la Nochebuena, ante los incrédulos ojos de su hija y de
los bandidos. Dolores, cansada de la rudeza con la que la trata Sancho, se
siente bien con el patrón de la casa y el cariño que éste le dispensa, de
manera que no le importa morir por defenderlo.
Y a todo esto lo
acompaña una música insuperable, obra de Ennio Morricone.
Tema principal cantado por Maurizio Graf:
En definitiva, director y
protagonista crean un nuevo personaje-tipo -que sólo podrá interpretar Giuliano
Gemma, por su rostro amable, sonrisa eterna, por su físico de atleta y carita
de ángel- que decantará la carrera western de Giuliano hacia una línea de corte
clásico y familiar, en la cual estará cómodo. Y se nota. Es por eso que
inconscientemente el espectador siente a sus personajes, y por consiguiente, a
él, cercanos. Como diría Sancho: “El muchacho... ¡me gusta!”
Gracias infinitas a Marco Fanciulli por las fotos de rodaje, y por extensión, a... Giuliano Gemma.